Muchas veces he oído esa frase tan conocida que dice «la gente no cambia, la gente disimula«, cuando era más joven e inexperta, me la creía. El tiempo y mi formación me ha demostrado que no es cierto.
Este tipo de pensamientos, lleva a creer que lo que hay, es lo que hay. «Que la gente es así, que la gente disimula, finge o miente, si quiere conseguir algo de mi». Y esto, no es tan cierto.
La gente puede cambiar.
Nuestra mente es tan maravillosa que nos da la posibilidad de cambiar, si es lo que nosotros queremos, si es lo que nosotros elegimos. Se puede cambiar de muchas formas. Desde empezar con hábitos nuevos, con rutinas diferentes, con psicoterapia, con educación, con diferentes experiencias humanas que nos hagan replantearnos nuestro presente, dudar de nuestro pasado y mirar, desde otra perspectiva, nuestro futuro.
Esto se explica de la siguiente manera, nuestro cerebro es un órgano en el cual asienta nuestra mente. La unidad funcional del cerebro es la neurona. La comunicación que se realiza entre las neuronas se llama neurotransmisión.
La función fundamental que busca la neurotransmisión es, modificar la expresión de genes, lo cual lleva a que se fabriquen diferentes proteínas (hormonas, neurotransmisores, enzimas….estructuras que necesitan nuestras neuronas para construirse y funcionar). Estas proteínas participan en distintas funciones estructurales, del procesamiento de la información de nuestra mente, las cuales se pueden observar en nuestra conducta, nuestras ideas, nuestra memoria, por ejemplo. O sea, las neuronas se comunican y modifican los genes según necesiten, y esto puede verse en el día a día, en la forma en que nos manejamos en la vida, muy resumidamente.
Si tales cambios en la expresión de genes, lleva a cambios en las conexiones y funciones de esas conexiones cerebrales, se entiende que los genes pueden modificar nuestra conducta.
Lo que también se describe, científicamente comprobado, es que nuestra conducta también puede modificar a nuestros genes. Y eso cómo puede ser, pues al aprender cosas nuevas, y con la experiencia que tenemos día a día, sea cual sea nuestro contexto, se pueden cambiar la selección de los genes que se expresan y de esta manera, producirse cambios estructurales, de conexiones neuronales y de circuitos cerebrales, o sea de la forma en que pensamos, de la forma en que sentimos, de la forma en que vivimos.
Una persona que acude a psicoterapia, para tratar diferentes situaciones que le generan malestar, ya sea una enfermedad grave como una depresión mayor, o un cuadro de ansiedad limitante, u otro tipo de situaciones como el consumo de tóxicos, dificultades con su pareja, sea la situación que sea, va a poner en funcionamiento toda esta cascada de neurotransmisión que si se mantiene en el tiempo, se observarán cambios en su forma de ser.
De este modo, las experiencias, la educación, los psicofármacos, la psicoterapia, como dije anteriormente, pueden ayudar a este cambio, seleccionando genes que favorezcan nuestro crecimiento personal.