“Cambia el chip”

Las veces que he oído quejárse de ésta frase a mis pacientes, cuando son personas que tienen una ansiedad horrible, que te cuentan que ya no saben qué hacer con ella y que las personas más cercanas les dan consejos de éste tipo.

No, error. No es una cuestión de chip. Ojalá lo fuera!!! De ser así, ya habría una multinacional forrándose con su comercialización, no creen?

La ansiedad es un trastorno mental, (siempre pensé que la palabra trastorno es un poco horrible, por no decir del todo horrible).

El cerebro, es un órgano, como el corazón, como los riñones y el hígado. Y si no funciona bien, aparecen alteraciones funcionales, que pueden traducirse en trastornos de ansiedad, trastornos del humor, trastornos del comportamiento. Tanto como existen los trastornos hepáticos, trastornos del equilibrio hidroeléctrico a nivel renal, o un trastorno metabólico en el páncreas, pero el trastorno mental, es el que suena mal…

Si te enteras de que una persona tiene una hepatitis, le dirías ante su cuadro de falta de fuerzas, ante la inapetencia, ante las náuseas, ante la falta de ganas de hacer cosas, ante esa necesidad de reposo...»venga, cambia el chip, transforma en positivo todos los metabolitos del cuerpo, es una cuestión de cambio de actitud ante como enfrentas la vida y verás como todo cambia»... ¿sonaría lógico?

Pues exactamente lo mismo pasa cuando se padece un trastorno de ansiedad. No es cuestión de cambiar «el chip». Una persona con ansiedad se pasa gran parte del día (y la noche), con pensamientos de preocupación, de miedo, de malestar, esos pensamientos son productos fabricados por nuestro cerebro, nuestra mente. Una mente que ha enfermado y que no está funcionando adecuadamente para poder afrontar el día a día.

Y volviendo al ejemplo de la hepatitis, se necesita un tratamiento farmacológico, unas medidas conductuales de reposo, de dieta adecuada, de ejercicio limitado… pues sí, lo que ya estás pensando… lo mismo para la ansiedad, tratamiento adecuado tanto conductual, emocional, psicológico y/o farmacológico según la gravedad y afectación que le esté produciendo a ese ser humano que lo está pasando.

Cuando los cuadros de ansiedad se dejan estar, intentando, sin éxito, afrontarlo por su cuenta, suelen terminar tocando algo el ánimo y ahí la cosa empeora, porque a la ansiedad que no te deja vivir, se puede sumar una depresión que te quita las ganas de hacerlo.

Los trastornos por ansiedad (si, hay varios tipos, como las hepatitis) no se eligen, no se solucionan por ponerle «buena onda» a la vida, por ser más positivos… es un tratamiento más serio y tiene solución.

Yo sólo te explico esto, para que no caigas en la idea popular de decirle a alguien cuando se levanta todas las mañanas con ganas de vomitar, con miedo horrible a empezar el día, con temblores en su cuerpo, con momentos que hasta le falta el aire para respirar… que cambie el chip, por favor, no le digas eso.

¿Sabes qué si puedes decirle?

Que la ansiedad tiene tratamiento y que lo mejor que puede hacer es, pedir ayuda profesional (como si fuera a su médico si tuviera una hepatitis).

Junio! Divino tesoro…

¿Qué ya estamos en Junio?… pero si 2019 empezó la semana pasada!! Esto mismo me decía la semana pasada una compañera.

El tiempo pasa tan rápido a veces, (menos en los momentos en que lo estamos pasando mal, es cierto) pero es que es así, ya estamos en Junio, el sexto mes del año.

Entre muchas de las teorías del origen del nombre de este mes, se dice que es llamado así por estar dedicado a la juventud… y yo me pregunto ¿quién no lleva un joven dentro? Si es que a la mayoría, nos gusta sentirnos joviales, y esa sensación de decir…tengo «tantos» años, pero me siento de 25! Sentirse joven te ayuda a afrontar el día a día desde una perspectiva positiva muchas veces.

En este mes solemos estar más positivos, los días son más largos, el clima colabora a que nos encontremos más a gusto, con ganas de salir, disfrutamos más de hacer deporte, organizamos más quedadas con amigos y familiares, planificamos las vacaciones, nos cuidamos más… que sí… que ese es Junio!!

Llenar nuestra mente de buenos recuerdos, de sensaciones agradables, de emociones placenteras, que podemos experimentar este mes, es un buen consejo que te puedo dar. Aprovechar, al hacernos conscientes, de todo lo que podemos hacer, sentir y pensar. Ser consciente significa estar en el aquí y ahora, desde intentar oír el canto de los pájaros por la mañana mientras desayunas, antes de empezar tu rutina diaria; desde mirar el cielo en el atardecer y contemplar los diferentes colores «celestesazulados» que se van sucediendo hasta que sale la primer estrella; ser conscientes de esa caminata bajo la sombra de los árboles al mediodía, y sentir la diferencia de temperatura de estar bajo el rayo del sol y bajo sus frescas sombras; desde descubrir colores nuevos que aparecen en los caminos que atravieso casi a diario porque han salido flores nuevas; desde…

  • Llenar nuestra mente de buenos recuerdos, de sensaciones agradables, de emociones placenteras, que podemos experimentar este mes, es un buen consejo que te puedo dar.
  • El cerebro es un órgano, que necesita herramientas (recuerdos) para hacer frente a los momentos más complicados, porque de esa manera le es más fácil y útil gestionar situaciones desagradables, tristes e incluso peligrosas que podemos atravesar. Esta es una de las razones por las cuales creo importante cultivar esos pequeños momentos, que son sencillos, accesibles, bonitos y gratis!

    Es una nueva oportunidad de cuidarnos, de utilizar herramientas mentales y emocionales y el día de mañana, desde el momento en que estemos, recurrir a ellas y sentir que estamos en Junio…(incluso en la «vuelta al cole»).

    • Nota: Para los que viven en el hemisferio sur…convertir Junio en Diciembre.
    By Alelí

    Claro que se puede cambiar…

    Nuestro cerebro, es como una máquina que organiza su funcionamiento en diferentes sistemas. Podríamos decir que el sistema que se encarga de las emociones es el Sistema Límbico. Este sistema se relaciona con el sistema límbico de la persona que nos cuida, que nos protege (o no) cuando somos bebés.

    Nuestro desarrollo neurológico, depende de las capacidades emocionales de esa persona. Ese sistema mantiene sus plasticidad, o sea, su capacidad de modificarse y así mejorar, siendo adultos. De ahí viene la efectividad de la psicoterapia.

    El hecho de establecer un vínculo adecuado y seguro con quien te ayudará a mejorar como estás, activa todo este proceso de crecimiento.

    La psicoterapia ayuda al crecimiento neuronal y psíquico.

    (Una recomendación muy importante: ponte en buenas manos, busca recomendaciones y referencias de la persona en quien vas a confiar tu Salud Mental 😉)

    #poniendoluz #SaludMental #psicoterapia

    ¡¡Tengo un adolescente en casa!!

    Sinceramente no recuerdo mi adolescencia como algo traumático, no me reconozco como la rebelde del grupo ni la que provocaba dolores de cabeza a mis padres (¿aunque eso habría que preguntarles a ellos en realidad?)

    Recuerdo esas primeras salidas con mi grupo de amigas, esos lunes en el colegio en que ya estábamos pensando qué íbamos a hacer el sábado, qué nos íbamos a poner para ir a la discoteca, las preocupaciones por lo exámenes y las entregas de trabajos prácticos. Esas primeras veces en que empezaba a ver el mundo adulto de otra manera, con algo de crítica y sensación de hipocresía. Por momentos me sentía sola, e incomprendida. Esas primeras luchas contra un cuerpo que no me gustaba y que me costaba aceptar, había tantos cambios.

    La adolescencia es esa edad, en que buscamos nuestra identidad, sin saberlo.

    Nuestro cerebro, nuestra mente, todos los órganos y hormonas se ponen en marcha para el cambio del mundo infantil al mundo adulto. Es una crisis vital, cambian los conceptos, la forma de percibir el mundo, aparece la capacidad de crítica, la sensación de «a mi no me va a pasar nunca nada«. Aparece la capacidad de pensar lo que es a lo que podría ser. Es por todo esto que los adolescentes son como son.

    Necesitan ser así para que ese cambio de paradigma mental progrese sanamente hacía la nueva etapa. Necesitan discutir por casi todo, porque necesitan demostrar que ya no son niños pequeños que «hacen caso a mamá y a papá», y a pesar de todo esto, los miran. Nunca dejan de mirar a sus padres, nunca.

    Necesitan saber que en casa hay tranquilidad, la tranquilidad que puede haber en la casa de una familia con adolescentes, necesitan saber que cualquier cosa que pase, su familia ahí va a estar, por más que con sus comportamientos o con sus palabras digan lo contrario.

    Lo que nos puede acercar a ellos es una buena y sana comunicación, el control nos aleja.

    Ese control intrometido, que no permite movimiento ni decisión propia, en ese tipo de control germina la semilla del conflicto. Hay que interesarse por dónde están, con quién están, adónde van…pero desde la comunicación, desde un interés sano por sus vidas, otorgándoles poco a poco la capacidad de elegir, y de equivocarse. Enseñándoles a reflexionar sobre las consecuencias de sus actos, y no esperar que ellos mismos saquen las conclusiones.

    La adolescencia, es una etapa de tantos cambios, tantas sensaciones y emociones contradictorias. Saber que se cuenta con unos padres que se preocupan por ellos, que los intentan entender, que les permiten expresarse, que les ponen limites y les toleran sus momentos de inestabilidad les hace bien.

    Aquí les dejo un libro que da estrategias y herramientas para mejorar la comunicación con los hijos e hijas adolescentes: «cómo hablar para que los adolescentes escuchen y cómo escuchar para que los adolescentes hablen». De Adele Faber y Elaine Mazlish

    ¿Y vuestra experiencia con adolescentes como es? ¿Tienen adolescentes en casa?

    Me encantaría leer vuestras experiencias.

    Hasta la próxima!

    un día especial

    Hoy 2 de abril, se conmemora el día de la concienciación del autismo. Cada vez son más las personas con TEA Adulto (Trastorno del espectro autista) que se atreven a pedir ayuda, consejo o terapia ¿porqué? Por que como cualquier otra persona, sufren ansiedad, depresión, momentos de irritabilidad, hiperactividad, y ante situaciones muy estresantes pueden llegar a tener una desregulación emocional muy importante.

    Las personas con TEA, a los que también se los conoce como neuroatípicos, suelen tener dificultades de comunicación (a veces hay poco contacto visual, escuchan menos a las personas de su alrededor) y en relaciones sociales.

    Suelen tener rutinas diarias que no quieren cambiar, incluso pueden llegar algunos, no todos, a tener conductas o pensamientos repetitivos. Destaca su interés, casi desmedido, por ciertos temas… «está obsesivo con el fútbol«…»le gustan tanto los relojes que distingue el sonido de las diferentes campanadas de las Iglesias«…

    Como le cuestan más que a otras personas los cambios, pueden molestarse por algún cambio mínimo en su rutina diaria, o al estar en nuevos lugares o sitios con muchos estímulos.

    Pueden responder de forma inusual ante los sentimientos de otra persona, digamos que no reaccionan como «se espera». También los caracteriza el hecho de tener problemas para comprender el punto de vista de otra persona, (bueno…eso muchas veces ocurre a personas sin TEA (los neurotípicos) para ser sinceros, pero a diferencia de estos, eso les dificulta poder predecir o entender las acciones de otras personas. Esto último,  de una manera hasta tierna podría decir yo, y con todo el respeto, me encanta de ellos, porque cuando te comentan situaciones que han vivido, y tu comienzas a explicarle ese otro punto de vista, o esa posible otra interpretación de lo sucedido, algunos se quedan sorprendidísimos …. y te plantean cuestiones que son básicas y que uno mismo a veces se ha preguntado ..»pero si me dijo tal cosa, ¿para qué lo hizo, si en realidad era tal otra cosa?«… digamos que en cierta manera, tienen la capacidad de ver el mundo de una forma más simple y eso, muchas veces, yo al menos, lo agradecería.

    A mi las personas con TEA, tienen mucho que enseñarme de su forma de vivir el sufrimiento, de la ansiedad con la que conviven al sentirse «diferentes» o cuando los demás por desconocimiento, los hacen sentirse así. A mi hay gente que ha llegado a decirme, que como «no empatizan«, sufren menos.

    Ese, es un mito que hay que desterrar. Yo no estoy segura de que sea todo lo contrario, pero si estoy segura que son personas que necesitan ayuda para manejar sus emociones, para entenderlas y  gestionarlas mejor. Hay muchos «neurotípicos» que también tienen dificultades para hacerlo, incluso teniendo los recursos suficientes para manejarlos lo más sanamente posible.

    Con todo esto, a lo que quiero llegar es a que intentemos respetar a cada uno como es. Que intentemos no juzgar a los demás, nadie es perfecto. Esta serie de NETFLIX me gustó mucho y se las recomiendo…

    «Cada persona que ves, está librando una batalla de lo que tú no sabes nada. Sé amable siempre»

    atypical-autismo

    Contigo en la distancia

    Cuando uno se propone un cambio, no sólo uno tiene que cambiar. Muchos componentes de nuestro contexto, deben hacerlo también. Muchas cosas que hasta ese momento eran importantes, tienen que cambiar.

    Cuando una persona, sabiamente, decide salir del mundo del consumo, dejar de intoxicarse con una sustancia para evadirse de la realidad, no solo tiene que cambiar esa conducta; también tiene que cambiar de ambientes, de rutinas y muchas veces, de amistades. Y cuando hablamos de esos temas, cuesta tomar esa decisión. Parece imposible dejar de mantener esos vínculos. Aparecen sensaciones de soledad, de engaño, de fracaso. Surgen sentimientos de incomprensión, de impotencia.

    Por eso, hay que recordar siempre: no perder de vista el objetivo, no perder de vista la meta.

    En esta nueva etapa de sanarse, hay cosas que uno va a tener que dejar en el camino, en el pasado (a menos que esas personas también quieran sumarse al nuevo estilo de vida sano) y si, cuesta mucho, duele bastante. Pero vale la pena.

    Hace tiempo leí esta cita, no sé dónde ni de quien, aquí la comparto: «Por lo mismo que quien ha cambiado eres tú y no los demás, a veces es conveniente cambiar de círculo de amigos cuando estos no te llevan a ser mejor persona y a alcanzar los ideales que ahora persigues. No se trata de cortar tajantemente tus amistades sino de saber tomar distancia ante aquellas que no te llevan a crecer en la meta que ahora sigues»…

    Los hijos medianos

    Hoy en el parque presencié una situación muy frecuente en algunas familias.

    Estábamos con mis hijos en los juegos y aparece una mujer con 4 hijos, el mayor tendría unos 12 años, luego otro de unos 9, otro de unos 6 años y un bebé que comía papillas, así que no tendría ni un año aún.

    Los mayores estaban jugando en el parque, el de 6 años quería hacer todo el tiempo lo que hacían los dos mayores, había cosas que sí eran adecuadas para su edad y otras no, y en vez de explicárselo o ayudarlo a pasar un buen rato, la madre y su padre quién apareció un rato después, no hacían más que renegarlo. “No te subas ahí”… “eres pequeño para jugar a eso”…. “siempre buscando problemas” … “ deja jugar al niño con el columpio” … el niño no hacía otra cosa que llamar la atención de sus padres, y estos en vez de acercarse aunque sea un minuto a él, ayudarlo a hacer lo mismo que los mayores, disminuyendo así el “potencial peligro” de trepar por una cuerda en uno de los toboganes… si realmente pensaran que ese niño “aún es pequeño” quizás se darían cuenta de que aún necesita de sus padres, de su cariño, atención, mimos… tiempo.

    El pequeño de 6 años terminó llorando sentado en el banco, al lado de su mamá, quién al ver que yo lo miré al escuchar su llanto le dijo “te está mirando todo el mundo”… yo no lo miraba a él, miraba la relación que esa madre tenía con él.

    Me dió mucha pena.

    Ese niño no hacía más que llamar la atención de sus padres… ¿será que necesita su atención?… ¿será que necesita ser visto… cuidado…. acompañado… reconocido?

    Los niños de 5 – 6 – 7 años, por más que sean “mayores” que sus hermanos más pequeños, son aún pequeños y también necesitan del cuidado de sus padres. Esa constante crítica, desaprobación, desinterés que este niño tenía, no lo vi con sus otros hermanitos.

    Me dió mucha pena.

    ¿Quién sabe lo que en un futuro haga “para llamar la atención”?

    Mamá, papá intentemos esforzarnos un poquito más y mirarlos a todos, si lo que está haciendo es para “llamar la atención”, préstenle atención, unos minutos, intentemos ver qué ocurre detrás de ese comportamiento… sé que no es fácil. Ni tampoco pretendo juzgar a nadie, todo lo contrario.

    Sé, por experiencia propia, que ser padres es maravillosamente agotador (a veces), pero es nuestra responsabilidad cuidar de ellos, no pensemos que por ser los hermanos “mayores” son completamente autónomos y ya no necesitan de nuestra mirada, de nuestras palabras de aliento y cuidado. Son niños. Nos necesitan y harán lo que puedan para llamar la atención…. (hasta incluso, “portarse mal”)…